top of page

​​​

En una hora y 48 minutos se repitió en Interlagos otra carrera maravillosa y frenética, en la que Sebastian Vettel, sobreponiéndose a múltiples adversidades, pudo hacer valer sus 13 puntos de ventaja sobre Fernando Alonso para proclamarse tricampeón del mundo, el más joven de la historia con 25 años.​

Un toque en la salida con Bruno Senna, le dejó vuelto y con el coche dañado con 71 vueltas por completarse y con la lluvia recién empezada. Fue una completa odisea que Vettel sorteó con aplomo, coraje y determinación.

Fernando también cumplió su parte de principio a fin. Luchó con un coche que no iba ni para atrás, mucho peor en prestaciones que el de Massa de nuevo, pero saltó tres posiciones de golpe en las dos primeras curvas y se situó cuarto tras los dos McLaren y Hulkenberg.

​

​

La lluvia intermitente provocó dos errores en cada uno de los equipos. A Fernando, al meterle antes que Massa y colocar blandos en lugar de duros, cuando el asfalto se secaba. En Red Bull, atacando cuando no tocaba y entrando a una doble parada seguida para cambiar a seco y luego a mojado.

El toque entre Hamilton y Hulkenberg a falta de un tercio para el final y la posterior generosidad de Massa para dejarse rebasar, pusieron a Fernando segundo. Pero Vettel llegó por detrás para adelantar a Michael Schumacher, situarse en la sexta plaza y llevarse el título.

En la fase final, un abandono de Button, el líder de carrera y ganador final, hubiera puesto a Alonso como campeón, pero no sucedió. Un accidente de Di Resta en la vuelta 70 de las 71 de la prueba puso punto final a otro vibrante Gran Premio de Brasil, uno de los mejores de la historia, en la que Vettel entra hoy por la puerta grande.

bottom of page